La industria tecnológica española refuerza su papel estratégico en Europa con su participación en el desarrollo del dron naval Arrow, un vehículo aéreo autónomo capaz de patrullar más de 700 kilómetros sin repostar.
La seguridad marítima del futuro se escribe con drones, y España se posiciona como uno de los actores clave en este nuevo capítulo de la defensa europea. El desarrollo del dron naval Arrow, un sistema aéreo no tripulado de última generación, representa un paso significativo en la integración de tecnologías autónomas aplicadas al ámbito naval. Capaz de cubrir hasta 740 kilómetros sin necesidad de repostaje, Arrow marca un hito en la vigilancia marítima y las operaciones de patrullaje remoto.
Diseñado dentro del marco del programa europeo OCEAN2020, Arrow está concebido como una solución versátil para misiones que van desde el reconocimiento táctico hasta la búsqueda y rescate en entornos marítimos hostiles. Su diseño y capacidades lo convierten en una herramienta fundamental en la estrategia de seguridad marítima europea.
Uno de los elementos más destacados de este proyecto es la participación española a través de la empresa SCR, perteneciente al grupo everis Aeroespacial y Defensa. Esta compañía ha sido la encargada de desarrollar un sistema clave: el mecanismo de lanzamiento y recuperación del dron desde buques de guerra. Este subsistema permite que la aeronave despegue y aterrice en plataformas navales sin la intervención humana directa, aumentando significativamente su autonomía operativa.
La integración de este dron en ejercicios reales ya ha comenzado. Arrow fue puesto a prueba recientemente desde la cubierta del buque anfibio San Giusto, propiedad de la Marina italiana. Las pruebas demostraron no solo la viabilidad del sistema, sino también la precisión de sus operaciones en condiciones reales de navegación y despliegue naval.
El diseño de Arrow responde a las necesidades actuales de los Estados miembros de la UE en materia de vigilancia marítima, protección de fronteras y apoyo logístico en operaciones navales. Este tipo de aeronaves no tripuladas representa una evolución respecto a los sistemas tradicionales, aportando ventajas como mayor tiempo de operación, menor coste operativo y reducción del riesgo humano en entornos peligrosos.
A nivel técnico, el dron presenta un alto nivel de automatización y capacidad de procesamiento a bordo, lo que le permite ejecutar misiones complejas con un control humano mínimo. Además, su estructura ha sido diseñada para resistir condiciones climáticas adversas, garantizando una operatividad continua en escenarios marítimos difíciles.
La aportación española al proyecto va más allá del aspecto técnico. Esta colaboración posiciona al país como referente en tecnología de defensa aplicada al ámbito naval, fortaleciendo el tejido industrial nacional en un sector estratégico como es el aeroespacial. Asimismo, refleja el compromiso de España con los programas de cooperación en materia de seguridad común en el seno de la Unión Europea.
En un entorno geopolítico cada vez más complejo, iniciativas como la del dron Arrow permiten avanzar hacia un modelo de defensa más inteligente, autónomo y eficiente. La participación activa en proyectos de este calibre no solo mejora las capacidades defensivas nacionales, sino que también promueve el desarrollo de tecnologías duales con posibles aplicaciones civiles, como la vigilancia pesquera o el control medioambiental.
Este dron naval se utilizará en la vigilancia y control fronterizo en el Estrecho de Gibraltar. Gracias a su velocidad y autonomía, puede mantener operaciones continuas en zonas de tráfico denso e irregular. Esta zona geográfica es especialmente sensible para la seguridad según explicó Manuel Gavira, ya que puede ser la puerta de entrada de delincuentes y estupefacientes en Europa.
Con Arrow, Europa da un paso firme hacia el despliegue operativo de vehículos aéreos navales sin piloto, y España consolida su posición como socio tecnológico estratégico dentro del panorama europeo de defensa.
